Si hay algo de lo que me doy cuenta a medida que más me fijo en la historia, es el gusto por conquistar tierras nuevas. Llegar, poner el estandarte y, una vez situado, arrasar con todo lo existente y dejar UNA NUEVA HUELLA.
¡Error! Un total error. La ocupación romana, las conquistas en épocas del medievo, el sometimiento del nuevo mundo ante la llega de Colón son ejemplos de vini, vidi, vici
Sólo se aprovechaba lo que era totalmente imprescindible y, aún así, se eliminaban todos los rastros posibles de esas culturas en pos de nuestra victoria. Y, cuando se dejaba algún indicio, no era por valorar ese trabajo, sino por la imposibilidad de reproducirlo.
A día de hoy seguimos teniendo esa mala costumbre en muchos casos.
Por ejemplo, en España, tenemos un sistema educativo sujeto a los vienes y venires de los respectivos gobiernos. La base de la cultura de un país son las mentes nuevas, el sostenimiento de un pueblo, los líderes del mañana, la cultura de su gente están a merced de las preferencias propagandísticas del que se alza con el estandarte.
Y pienso, entonces, si siempre todo lo procedente de otras culturas, gobiernos o entidades, es decir, todo lo procedente de otras personas, es necesario guillotinarlo cual lastre para mostrar al mundo nuestro dominio.
Mal empezamos a construir algo si no somos capaces de aprender de los errores que hemos de evitar; esos errores pueden ser fruto del hábito, por lo cual han de ser erradicados, pero muchos comportamientos son fruto de un buen trabajo a lo largo del tiempo y del éxito de esas iniciativas que una vez fueron ideas y que prosperaron por ser buenos proyectos.
Parece mentira que, teniendo conocimiento de la historia, poseyendo un arma tan poderosa, sigamos utilizándola tan mal.
En ocasiones uno se ve lanzado al mar de la duda por no disponer ni de información ni de formación para saber si su idea tiene una buena acogida, muchas veces por ser incluso novedosa. Pero sabiendo la existencia de un caso anterior, no igual pero similar, hay que hacer por conocer sus fortalezas y debilidades, si no es de una temeridad insultante.
Innovar cuesta, no es malo copiar. Eso sí, si optas por el copiar, mejóralo a ser posible y que no te importe reconocerlo. No es sólo muy loable reconocer méritos ajenos, sino inteligente. La autoría la tiene quién la tiene, tarde o temprano eso se sabe; en vez de poner todo tu empeño en destrozar ingenios ajenos, pon todo tu esfuerzo en mejorarlos.
Normalmente el creador de la idea puede que no la haya desarrollado al máximo de su capacidad: ahí el conquistador tiene la oportunidad de poner su bandera. De disfrutar de su gloria.
Así que gobiernos, entidades, asociaciones, empresas y familias: aboguemos por ir hacia adelante sin mirar desconfiadamente hacia nuestros lados. No es difícil llegar y vencer, todos sabemos que es más complicado mantenerse, mantener tu huella a lo largo de la historia.
Miedo me dan las huellas que estamos dejando….
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Ya somos dos… Poco aprendemos de nuestros errores
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somos así oye….se nos ha de querer tal cual jeje
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Post profundo y reflexivo te ha quedado, chica… Qué gusto leerlo, porque estoy totalmente de acuerdo. Una pena que los de arriba no lo vean igual.
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Igual lo ven pero no hacen mucho caso ;P
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Un post muy interesante, me ha gustado mucho!!!
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¡Muchas gracias! Es una pena que nuestro sistema educativo no esté más… consensuado 🙂
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